El affaire Leucowitz/Carrasco, o cómo un periodista deportivo cordobés devenido analista político al mejor postor se sintió amenazado por un blogger K de gatillo fácil. Un triste episodio de victimización fallida, tardía y #culturalmentederrotadísima del año. A la altura de cualquier Gran Hermano. O en realidad, mucho peor. ¡En diputados perdieron el tiempo con eso! ¡Patricia Bullrich andá a laburar!

Y digamos que del otro lado de la ametralladora imaginaria, Carrasco es bravucón, borrachín y verborrágico. Sus iluminaciones y sus berrinches, su alta capacidad de escribir boludeces en poco tiempo, y su indeclinable voluntad de levantar militantes chic egresadas de TEA en los oscuros antros de la #derrotacultural porteña, lo convierten en un singular personaje balzaciano que logró introducir un momento de victoria cultural en un programa diseñado para ofrecer nuevas formas de experimentar la derrota total y desesperanzadora. Capaz que le damos un premio, capaz que no. Pero queríamos decir eso.